La disfagia, un trastorno que se manifiesta como una dificultad para tragar, constituye un problema de salud significativo. Es imperativo estar atentos a sus se\u00f1ales de advertencia, ya que su detecci\u00f3n precoz es crucial para evitar consecuencias graves. Estas incluyen la desnutrici\u00f3n, la deshidrataci\u00f3n y, en casos m\u00e1s serios, la neumon\u00eda por aspiraci\u00f3n, lo que subraya la importancia de un diagn\u00f3stico y tratamiento oportunos.
En el marco del D\u00eda Mundial de la Disfagia, que se celebra cada 12 de diciembre, la Sociedad Espa\u00f1ola de Endocrinolog\u00eda y Nutrici\u00f3n (SEEN) enfatiza la necesidad urgente de optimizar el diagn\u00f3stico temprano de esta afecci\u00f3n. La disfagia puede originarse por factores neurol\u00f3gicos, estructurales o musculares. Se observa frecuentemente en individuos que han sufrido un ictus, en aquellos con enfermedades neurodegenerativas como el p\u00e1rkinson o la esclerosis lateral amiotr\u00f3fica (ELA), y en pacientes sometidos a cirug\u00edas por tumores en la cabeza y el cuello. Adem\u00e1s, las personas de edad avanzada son particularmente propensas a desarrollar alteraciones en la degluci\u00f3n.
La SEEN estima que aproximadamente el 8% de la poblaci\u00f3n global padece disfagia, con una prevalencia del 5,6% en adultos espa\u00f1oles. Estas cifras aumentan considerablemente en entornos hospitalarios, alcanzando hasta el 10,3% en unidades geri\u00e1tricas y el 7,5% en servicios de neurolog\u00eda, lo que ilustra c\u00f3mo la edad y las enfermedades de base influyen en su aparici\u00f3n. Existen dos tipos principales de disfagia seg\u00fan la ubicaci\u00f3n del problema: la orofar\u00edngea, que es la m\u00e1s com\u00fan (casi el 80% de los casos) y ocurre al inicio de la degluci\u00f3n en la boca o faringe, con riesgo de atragantamiento o aspiraci\u00f3n; y la esof\u00e1gica, que se presenta como una sensaci\u00f3n de que la comida se atasca al pasar por el es\u00f3fago hacia el est\u00f3mago. Tambi\u00e9n se distingue la presbifagia, que es la dificultad para tragar asociada al envejecimiento, afectando entre el 10% y el 30% de los mayores de 65 a\u00f1os y superando el 80% en aquellos de m\u00e1s de 80.
La Dra. Emilia Cancer Minchot, miembro del \u00c1rea de Nutrici\u00f3n de la SEEN, ha se\u00f1alado diversos indicadores que podr\u00edan sugerir la presencia de disfagia. Estos incluyen tos frecuente, cambios en el tono de voz, una disminuci\u00f3n notable en los niveles de ox\u00edgeno, la incapacidad de retener el alimento en la boca, dificultades para cerrar los labios que resultan en babeo, la presencia de restos de comida en la boca o faringe despu\u00e9s de tragar, la imposibilidad de deglutir el bolo alimenticio de una sola vez, infecciones respiratorias recurrentes y episodios frecuentes de deshidrataci\u00f3n o desnutrici\u00f3n. Estas se\u00f1ales son cruciales para un diagn\u00f3stico temprano y la implementaci\u00f3n de un tratamiento adecuado.
La degluci\u00f3n es un proceso esencial para la nutrici\u00f3n y la hidrataci\u00f3n. Cuando este mecanismo se ve alterado, puede acarrear graves consecuencias como desnutrici\u00f3n y deshidrataci\u00f3n. Adem\u00e1s, las aspiraciones orofar\u00edngeas pueden derivar en infecciones respiratorias. La doctora Cancer Minchot destaca que "hasta la mitad de los pacientes con aspiraci\u00f3n desarrollan neumon\u00eda, siendo esta la complicaci\u00f3n m\u00e1s temida de la disfagia, ya que representa entre el 5% y el 15% del total de las neumon\u00edas adquiridas y puede tener una mortalidad asociada del 50%. No es un problema menor". M\u00e1s all\u00e1 de las implicaciones cl\u00ednicas, estas dificultades impactan negativamente en la calidad de vida y la esperanza de vida del paciente, adem\u00e1s de incrementar las hospitalizaciones y los costos sanitarios. El temor a atragantarse y la necesidad de texturas alimentarias adaptadas pueden provocar aislamiento social, impidiendo la participaci\u00f3n en actividades cotidianas como las comidas en familia o eventos sociales. La especialista enfatiza que "muchos pacientes pierden el placer de comer, afectando su bienestar emocional e integraci\u00f3n social. El tratamiento no es solo cl\u00ednico, sino tambi\u00e9n humano".
El enfoque terap\u00e9utico para la disfagia abarca estrategias compensatorias, rehabilitadoras o una combinaci\u00f3n de ambas. Esto incluye adaptar las texturas y viscosidades de los alimentos, evitando aquellos con grumos, pegajosos, duros o con l\u00edquidos sueltos. Se recomienda adoptar posturas seguras durante la ingesta y mantener una higiene oral rigurosa. Para asegurar una hidrataci\u00f3n adecuada, se utilizan espesantes y aguas gelificadas, adem\u00e1s de utensilios adaptados y la supervisi\u00f3n por parte del cuidador. Tambi\u00e9n son fundamentales los ejercicios de degluci\u00f3n y la rehabilitaci\u00f3n muscular. En situaciones donde la alimentaci\u00f3n oral no es segura, o cuando existe desnutrici\u00f3n y/o sarcopenia, se requiere una intervenci\u00f3n nutricional especializada. La disfagia sarcop\u00e9nica, por ejemplo, es resultado de la p\u00e9rdida progresiva de masa y fuerza muscular en el cuerpo y en los m\u00fasculos de la degluci\u00f3n, lo que representa un factor de riesgo significativo para el desarrollo de desnutrici\u00f3n al reducir la ingesta oral. Un abordaje multidisciplinar es clave, con la colaboraci\u00f3n de endocrin\u00f3logos, otorrinolaring\u00f3logos, rehabilitadores, logopedas, geriatras, digestivos, neur\u00f3logos y onc\u00f3logos. Un avance relevante ha sido la creaci\u00f3n de la \u201cInternational Dysphagia Diet Standardisation Initiative\u201d, que ha establecido directrices globales para las texturas de alimentos y viscosidades de l\u00edquidos, mejorando la seguridad. Adem\u00e1s, han surgido innovaciones prometedoras como la gastronom\u00eda molecular aplicada a la disfagia y nuevas t\u00e9cnicas en rehabilitaci\u00f3n neuromoduladora.